Roberto González
Rosario 30/11 ⭐
“Decía que si querían venir un rato estaban las puertas abiertas, pero nunca anduve con la biblia debajo del brazo intentando convencer”.
Pionero en el país en llevar adelante una congregación cristiana LGBT+. Referente de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) en Buenos Aires, la primera en activar por la igualdad de derechos LGBT+, a partir de 1987, y de contribuir a dar un espacio de espiritualidad a tantas personas lgbt+ que no se sentían, especialmente en el catolicismo, comprendidas ni aceptadas.
Primero se reunían en el bar Quiero Lola (en la cercanías de Santa Fe y Pueyrredón, CABA; circuito principal de la comunidad lgbt+ porteño, en los 80 y 90). Luego, tuvo su sede en Paraná 157, donde estaba Gays DC y el Archivo y Biblioteca GLTTB, que lideraban Carlos Jáuregui, Marcelo Ferreyra y Césdar Cigliutti.
A fines de los 80, fue voluntario en la fundación Coinsida, desde donde daba servicio espiritual a quienes estaban internades en la sala de Infectología del Hospital de Clínicas, durante la incipiente “pandemia del sida”.
Roberto fue un pastor respetado en la comunidad, quien visibilizó las cuestiones religiosas y espirituales en los medios de comunicación y une de les impulsores de la I Marcha del Orgullo de 1992.
En 2003, contrajo unión civil con su compañero de siempre, Norberto D’Amico, y con la Ley de Matrimonio Igualitario, se casaron finalmente en marzo de 2016.
“Hubo que repensar muchas cosas porque una misa cualquiera, ya sea protestante o católica, empieza con la confesión y la absolución del pastor o cura. Notaba que la gente se ponía muy incómoda con ese ritual, por eso tuvimos que reelaborar la teología de la culpa”.
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